El Panfleto, una historia desde la clandestinidad

El Panfleto, una historia desde la clandestinidad.

Chancho Blanco” difícilmente olvidará aquella mañana en que despertó con la llamada presurosa de su amiga: “tu joda salió en La República, huevón” repetía entre carcajadas la voz del otro lado de la línea. La noche anterior, mientras preparaba el risible facsímil con su compañero “Jhon Salchichón” vía chat de Facebook, no imaginaban que la usual bromita tendría alcance nacional y los catapultaría al podio de los trolls universitarios.

Aquella noche, un despistado redactor del diario La República tomó como verdadero un comunicado elaborado por El Panfleto en que el rector, el mentadísimo Pedro Cotillo, prohibiría todo intento de llevar a cabo un ‘Harlem Shake’, salvo con la participación del propio rector. Asimismo, aseguraban que las autoridades no negociarían ‘ni con los terroristas’. La sorpresa fue general. Para sus seguidores, se convirtieron en héroes de las redes sociales. Aquel periodista tal vez tuvo que buscar un nuevo trabajo.

Imagen de El Panfleto saludando al periodista trolleado por su día.

Imagen de El Panfleto saludando al periodista trolleado por su día.

El nacimiento de El Panfleto

Cuando Chancho Blanco era cachimbo el 2010 recibía innumerables panfletos durante las elecciones universitarias. El Panfleto nació en medio de un idilio: el fundador recuerda que fue su enamorada de ese entonces, de quien aún guarda memoria, quien acuñó el nombre. Intentaban imitar -irónicamente- los panfletos sin padre ni madre que salen como cancha. Nació anónimo como los ‘verdaderos’ panfletos y ahora, cuatro años después, sigue siéndolo.

Solo se dan a conocer como apodos, pero para El Infómano accedieron a postergar su clandestinidad por unos minutos. Su voz serena y figura modesta contradicen su exagerado apodo: Jhon Salchichón. De semblante apacible, Jhon Salchichón a simple vista no parece coautor de la broma de La República, pero se apresura en darme la bienvenida: “este cuestionario te lo ha dado tu profe, ¿verdad?”, pregunta mientras garabatea mi libreta.

Por el contrario, Chancho Blanco, al ser interrogado sobre el porqué de su apelativo y fiel a la ironía panfletaria, encoje los brazos y junta las cejas dando a entender que fue fruto de la arbitrariedad. Pero el descomunal yeso que cubre su rodilla lo delata: ningún otro apodo describiría mejor su aspecto: macizo, de cabello hirsuto y una voz capaz de llenar un estadio.

Chancho Blanco es el editor fundador. Luego se integraron “Chancho Negro”, “Jhon Salchichón”, “Venadito Wanka”, “Retablo Facho”, “Chiflero” y “Periodistroll”. Están próximos a mandar su quinta edición y la prometen más aburguesada que nunca. Son estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UMSM con nombre y código que prefieren mantener en reserva. (Como si alguien fuera a buscarlos).

“Chancho blanco”, editor y fundador de El Panfleto. [Foto: Yerson Collave]

“Chancho blanco”, editor y fundador de El Panfleto. [Foto: Yerson Collave]

Contra los “compañeros”

Memes contra Sendero y el “movimiento estudiantil” dentro de la mismísima UNMSM, sindicada injustamente como universidad cuna de terroristas, y dentro de Ciencias Sociales, la Facultad que muchos creen anda infestada de émulos de Gonzalo, fueron suficiente cartel para que El Panfleto reciba constantes y poco cordiales amenazas. “Retablo Facho” ingresó hace poco a esta imitación barata de panfleto con un CD rebautizado “Ritmo sabor y amnistía” que contenía los éxitos “Zorba el griego remix hora loca”, “Vamos a Tarata”, “Súbete a mi coche bomba”, entre otros. “Les jodió a los sacos, los herederos del senderismo barato”, añade apartando las bromas por un momento. “Ahora ellos se pelean con nosotros por memes: a eso ha llegado su lucha social”, dice en una cafetería donde se encuentra más de uno de esos ‘sacos’ (militantes de izquierda radical). “Si el senderismo era de cincuenta lucas el kilo, estos huevones lo venden a cincuenta céntimos”, replica Chancho Blanco.

Ahora ellos [izquierda radical] se pelean con nosotros por memes: a eso ha llegado su lucha social

Aseguran no tener especial inquina contra la gente de izquierda. Incluso Chancho Blanco, en un arrebato de sinceridad, confiesa que su padre fue trotskista, pero sus primeros duelos los libraron contra los ‘sacos’ en su propia Facultad. Retablo Facho ya probó el ‘cariño’ de las víctimas de sus bromas: hace poco, “por chisto”, lo golpearon en una fiesta. Sufrió fracturas e incluso sentó una denuncia en la fiscalía. Hoy recuerda todo con una sonrisa. ¿El chancho siempre tira pal monte?

“Chancho Blanco” junto a “Retablo Facho”, nuevo miembro de El Panfleto y autor de la sátira “Ritmo, sabor y amnistía”. [Foto: Yerson Collave]

“Chancho Blanco” junto a “Retablo Facho”, nuevo miembro de El Panfleto y autor de la sátira “Ritmo, sabor y amnistía”. [Foto: Yerson Collave]

Oirán tu voz

El tema más recurrente en este panfleto es la política, la ineptitud y corrupción que parecieran siempre emanar de ella. Pero están convencidos de que serían muy pocos quienes leerían un extenso argumento criticando mañas de la administración universitaria. Su modo es tomar lo que piensan muchos en forma de burlas, sin perder la acidez de la crítica. “A veces es divertido que la gente se quede pensando ‘¿esto es joda o es en serio?’. San Marcos es un realismo mágico”, añade sentencioso Chancho Blanco.

Van a los más bajos reductos de los estereotipos y se nutren de ellos, de lo inverosímil que resultan algunas conductas, y copiarlas tal cual es una manera de satirizarlas. Es así que en algún momento llegaron a contestar en Facebook con máximas de una población convulsionada: “calla, serrano” “disculpa, nosotros no hablamos con cholos” rezaban algunos comentarios que alguna mirada superficial podría acusar de racistas. “Incluso hemos chocado con la historia sanmarquina: ‘cuenta la leyenda que antiguamente habían intelectuales en San Marcos, ahora hay idiotas que editan El Panfleto’”, dice con poco remordimiento Chancho Blanco.

Jhon Salchichón entró a El Panfleto cuando estaban en la PUCP en el preciso momento en que los alumnos de dicha casa de estudios interpretaban la alegoría de una yunza en torno a un poste de alumbrado. “Para mí, la diferencia de El Panfleto con una joda común es que tratamos de hacerlo ‘formal’. Cuando hacemos una broma, no es solo para llamar la atención –a veces sí–, pero la idea es criticar algo que todo el mundo piensa. Yo creo que la risa es la mejor manera de calar en las personas, de hacerlas pensar. Jodemos a todo el mundo”, asegura el joven de exagerado apodo.

“Jhon Salchichón” relata los avatares de la historia panfletaria. [Yerson Collave]

“Jhon Salchichón” relata los avatares de la historia panfletaria. [Yerson Collave]

El sueño de la franquicia

Al principio, estos alumnos lenguaraces y con demasiado tiempo libre soñaban en grande. El sueño era que algún día el panfleto lograra reproducirse, cual cerdo en apareamiento, en varias universidades. Quisieron crear “El Panfleto Católica”, “El Panfleto Villarreal”, pero los alumnos de esas universidades desestimaron sus ímpetus. “No podíamos meternos con la ‘Marca PUCP’, lo intentamos, pero los estudiantes no querían”. Lo mismo pasó con la Universidad Nacional Federico Villarreal: “No hay mal que dure 100 años, Villarreal ya cumplió 50”. Entonces llovieron críticas, una especie de chauvinismo universitario alborotó los corazones villarrealinos y opacaron la sátira panfletaria. Con sus denuncias lograron suspender la cuenta de El Panfleto por doce horas. El sueño de la franquicia inicial quedó en eso: en sueño.

¿Qué se necesita para estar en El Panfleto?

Chancho Blanco: No solamente decir ‘las cosas están mal en San Marcos’, sino intentar decirlo originalmente, hasta con vehemencia.

Jhon Salchichón: Se necesita un yeso, una bolsa de chifles, una burra y ser piurano, como este huevón (cruza una mirada cómplice con Chancho Blanco). Ambos rompen en carcajadas

Chancho Blanco cree que editar El Panfleto crea cierta inmunidad, pero una risa solapada de Jhon Salchichón, al igual que los golpes que sufrió Retablo Facho hace poco, desmienten tajantemente su afirmación.

“Siempre nos han querido mandar denuncias de gente que está metida en tal cargo, pero no hemos aceptado porque nos convertiríamos en un panfleto real”, deslinda presuroso Chancho Blanco. Lo interrumpe Jhon Salchichón: “es que nunca nos han ofrecido suficiente, además nosotros chocamos de decano para arriba”, asegura siempre apertrechado de ironía.

Dos soles de ética

La política general de El Panfleto es ser un libro abierto para las personas que los siguen. Ellos juegan a ser un perfil común de Facebook y a no borrar ninguna publicación o comentario. Pero hubo una ocasión en que las críticas contra ellos pudieron más.  Chancho Blanco creyó gracioso bromear con una noticia de Keiko Fujimori y asociarla a la penosa muerte de una chica.  Ahora él encuentra excusa en sus chacras y mantras negativos de aquel día en que su típico humor negro se tornó azul. Fueron sus seguidores quienes con diatribas lo obligaron a dar marcha atrás. Se había excedido, recuerda hoy con cierto aire de arrepentimiento.

El amigo de todos

El Panfleto no tiene seguidores, sino casi cinco mil amigos. Y no son una fan page porque solo con un perfil de amigo pueden conocer los apellidos de media universidad. Y Chancho Blanco sorprende al fotógrafo cantándole su nombre completo, casi podría decir qué publicó ayer en su muro. Algo que alimenta bastante El Panfleto es ‘stalkear’ (espiar) a sus ‘amigos’ de Facebook para nutrirse de lo que descaradamente llaman la ‘fauna sanmarquina’. Es por eso que muchas veces utilizan las jergas propias de otras carreras. Eso sí, Chancho Blanco jura y rejura por su madrecita que nunca se ‘gileó’ a nadie con el perfil de El Panfleto.

La joda nunca termina

“Siempre habrá gente muy creativa para seguir con este tipo de críticas. Tal vez El Panfleto acabe pronto [varios de ellos terminan la carrera], pero la joda no se acaba nunca”, aseguran los panfletarios, quienes prometen la nueva edición muy pronto. Hace mucho que prometen lo mismo. Si Chancho Blanco logra graduarse en menos de diez años, por lo menos ya se habrá recibido como cabeceador master. Por lo pronto, sus ‘amigos’ en las redes sociales esperan la edición número siete con ansias casi sexuales. Sale panfleto caliente.

Por Bernie Moreno Rivera

Texto publicado el 9 de noviembre de 2013 en El Infómano

http://elinfomano.com/solo-por-que-rias/el-panfleto-una-historia-desde-la-clandestinidad/